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Londres 38, espacio de memorias, y el plebiscito del 4 de septiembre de 2022

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Publicado el 12 de agosto de 2022

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Londres 38, espacio de memorias y el plebiscito del 4 de septiembre de 2022

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El estallido social de octubre de 2019, auge de las movilizaciones sociales de larga data, logró imponer un proceso de cambio constitucional que durante años había sido demandado por el pueblo. Dicho proceso histórico-social, amplio y complejo, logró ser materializado en un ejercicio constituyente llevado a cabo a través de procedimientos esencialmente democráticos.

En este contexto, consideramos que la Convención Constitucional, órgano elegido con amplia participación y por tanto legitimado para la redacción del borrador, es una salida institucional a la revuelta, lo que trae consigo ciertas limitaciones, pero a su vez abre un espacio necesario de disputa y/o reorganización de esa misma institucionalidad.

Creemos especialmente significativo que el plebiscito que dio lugar a la formación de la Convención haya tenido la más alta participación desde que el voto es voluntario. Además, la composición de la misma logró una representación que, por primera vez desde el retorno a la democracia, dio cuenta de una sociedad mucho más diversa (en el ámbito político, social, étnico, económico, de género, entre otros) que la que se nos había impuesto en el pasado.

De esta forma, existió espacio para que se eligiera a convencionales que hasta ahora no habían tenido ninguna representación institucional ni política. Participó un sin fin de organizaciones, desde los más pequeños grupos de interés hasta coordinaciones mayores, lo que sin duda releva la importancia de la sociedad civil y el pueblo organizado en lo que se ha construido y, sobre todo, en lo que viene. Así, consideramos el plebiscito de salida no como el final de un ciclo, sino como una parte importante de esta reorganización institucional, cuya aprobación en septiembre, constituirá un punto de apoyo fundamental para ir transformando la realidad.

Este proceso pone fin a la Constitución de la dictadura e inicia la posibilidad de un Estado social de derecho, lo que repercute directamente en el quehacer de Londres 38 como organización de derechos humanos y de memorias. Esto se expresa en los artículos que consagran aspectos fundamentales como la prohibición de la tortura (art. 21), la prohibición de la desaparición forzada y la obligación de búsqueda por parte del Estado (art. 22), la prohibición del destierro, exilio, relegación o desplazamiento forzado (art. 23), la consagración de los derechos a la verdad, la justicia, reparación y no repetición, así como el derecho a la memoria y el acceso a archivos, la protección de los sitios de memoria y memoriales (art. 24). En lo que se refiere a los pueblos indígenas, vemos consagrada la autonomía, el autogobierno, a su propia cultura, identidad, lengua, territorios, y recursos (art. 34). Por su parte, resulta también relevante la consagración de la paridad en los órganos del Estado (art. 6), el reconocimiento de los derechos de la naturaleza, y la creación de la Defensoría del pueblo, entre otros.

En resumen, estimamos que el próximo plebiscito del 4 de septiembre plantea dos opciones claramente diferenciadas: por una parte, el rechazo implica la continuidad de la Constitución del 80 y el sometimiento de los futuros procesos políticos e institucionales a las mismas reglas del juego que nos han regido hasta ahora, y que han obstruido los cambios demandados desde hace décadas por la movilización social y política de los pueblos. Y por otra parte, la opción apruebo nos sitúa en un nuevo marco de reconocimiento de derechos, y también, de más amplias posibilidades de reforma futura al texto, sujetas -en el caso de las materias sustantivas y de rango constitucional­- a la ratificación a través de nuevos plebiscitos.

Sabemos que la sola aprobación de la nueva Constitución no significa el ejercicio efectivo e inmediato de los derechos consagrados en ella, y que será necesario un trabajo de formulación de las leyes y políticas públicas para que se materialicen. Pero, sobre todo, sabemos que serán las luchas de los pueblos movilizados por sus justas demandas sociales, políticas y culturales, las que permitan mover los límites de lo posible y den condiciones de posibilidad y garantía de toda transformación del orden actual.

Así, aspiramos a que triunfe la opción "Apruebo" en el plebiscito del 4 de septiembre, sabiendo que no será el término de un proceso sino su continuidad y un nuevo punto de partida.

En cualquier escenario, Londres 38 espacio de memorias, seguirá luchando contra la impunidad sobre la que se construyó el sistema de precarización anclado en la Constitución de la dictadura. Asimismo, por la posibilidad y derecho a protesta, organización y movilización de los pueblos, como horizonte único de una sociedad más democrática y de derechos.

Toda la verdad, toda la justicia.

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