Por Antonia Lira
En el marco de la conmemoración del Día Internacional de los Derechos Humanos, la ministra del Interior y Seguridad Pública, Carolina Tohá; la ex ministra de Bienes Nacionales, Marcela Sandoval, y el director general de la PDI, Eduardo Cerna,firmaron un protocolo para la restitución del ex cuartel Borgoño.
El inmueble, que se utilizó como centro de represión y tortura bajo la administración de la Central Nacional de Informaciones (CNI) entre 1977 y 1989, será gradualmente cedido por la Policía de Investigaciones de Chile (PDI) para su administración por parte de la Corporación Memoria Borgoño y el Ministerio de Salud, con el objetivo de convertir el espacio en un sitio de memoria. La ex ministra Sandoval enfatizó en que la memoria es un aprendizaje colectivo. "Es la manera de no volver a repetir esos hechos tan dolorosos", expresó.
El acuerdo representa un paso importante hacia la recuperación de espacios simbólicos para la memoria histórica y con el compromiso de resguardar los derechos humanos.
En el contexto de esta importante iniciativa, entrevistamos a Violeta Sandoval, antropóloga e investigadora de la Corporación, quien reflexiona sobre los desafíos que presenta la restitución del espacio.
¿Podrías contarnos, de manera general, cómo ha sido el proceso de recuperación y desde cuándo la Corporación Memoria Borgoño ha estado trabajando para ello?
La Corporación Memoria Borgoño se conforma el año 2016 a propósito de una segunda demolición grande que realiza la PDI, quienes son los actuales administradores del recinto que durante la dictadura funcionó como central operativa de la CNI. También, durante unos años fue un cuartel, bueno, fue en general un cuartel de secuestro, tortura y exterminio del terrorismo de Estado durante la dictadura, pero empieza a funcionar justamente cuando la DINA empieza a desarmarse. Entonces la PDI recibe estos inmuebles en 1988 y comienza a demoler algunos edificios, y en el año 2016 hay un vecino de la comuna que alerta a organizaciones sociales y a la Municipalidad de Independencia sobre esta demolición y hay un llamado a manifestarse en el frente de este edificio para evitar que se siguiera demoliendo y destruyendo un lugar que fue testigo de la violación a los derechos humanos. Allí, yo empecé a participar en algunas actividades que realizaban de manera semanal y luego, con los meses, se fue conformando una organización enfocada en recuperar este recinto pero también, por sobre todas las cosas, en recuperar las memorias de la resistencia a la dictadura, que entendemos fue uno de los principales focos de la central operativa de la CNI. Este es un lugar súper grande, se calcula alrededor de una hectárea.
Como organización social trabajamos con voluntariado, proponiendo que el espacio fuera abierto, comunitario y donde pudieran funcionar otros organismos también relevantes para la memoria y para los derechos humanos. Actualmente, para poder realizar cualquier tipo de actividad debemos solicitar permiso a la PDI y así hemos funcionado desde que lo conformamos, llevamos ocho años haciéndolo y lo continuamos haciendo. En general el único acceso que tenemos al lugar es cuando hacemos recorridos guiados y los hacemos en fechas emblemáticas; sin embargo, el año pasado -y justamente dentro de la administración de Marcela Sandoval, que acaba de renunciar al Ministerio de Bienes Nacionales- logramos primero, levantar una mesa técnica por la recuperación del Cuartel Borgoño donde participan los Ministerios de Bienes Nacionales, Interior, de las Culturas y también el de Salud. Por ende, esta firma, realizada en diciembre de 2024, se transforma en algo histórico en términos de los traspasos de este inmueble y su restitución como edificio fiscal y eso, para nosotros, también es un paso muy significativo, para efectivamente lograr recuperar este lugar y transformarlo en un sitio de memoria.
En tu opinión ¿Por qué crees que las Fuerzas Armadas y de Orden, como la PDI, podrían resistirse o poner obstáculos a la restitución de lugares como el ex Cuartel Borgoño a la sociedad civil?
Entendemos que hay una parte de la historia del ex Cuartel Borgoño que también sería parte de la historia de la propia institución que actualmente administra el recinto, y probablemente esa es una de las reacciones por las que no solamente pudieran resistirse a entregar estos lugares, sino que además activamente han destruido los lugares y han borrado evidencias, borrado material y que, eventualmente, podría haber sido material de investigación forense, arqueológico, arquitectónico, entre otros. Podríamos asociar que entorpecieron labores que tienen que ver con memoria y con derechos humanos. Además sabemos que los centros represivos durante la dictadura funcionaban en red, por lo que probablemente hay bastante información que a la PDI no le conviene que se investigue, y dentro de esto se genera controversia de que un lugar ocupado con estos fines siga estando aún en manos de las Fuerzas de Orden.
¿Qué significa que el proceso de restitución del ex Cuartel Borgoño está siendo llevado a cabo de forma "gradual", y qué implica esto en términos de posibles resistencias internas o tensiones entre distintas instituciones del Estado?
La recuperación del espacio es en etapas, pensando también en lo que decía al inicio, de que es un sitio grande y nosotros somos una organización pequeña. Desde ahí se ha pensado lograr un espacio abierto donde funcionen otro tipo de organizaciones o instituciones al mismo tiempo.
Entonces, lo que entiendo yo por esta entrega gradual, es que nosotros inicialmente estaríamos solicitando el lugar donde hemos hecho las actividades usualmente durante estos ocho años, pero lo que esperamos es que, una vez que se nos restituya ese espacio, el resto de los lugares del inmueble también se vayan desocupando, y puedan ir siendo administrados, de manera equitativa con otras organizaciones y otras instituciones afines al tema de la memoria y de los derechos humanos. De ahí en adelante el espacio se devuelve a la administración de Bienes Nacionales y luego gradualmente sería entregado a nuestra organización y a otras que conocemos, pero esperamos, de todas maneras, ser parte del proceso de destinación de estos otros lugares y que esto suceda dentro de la misma mesa de trabajo.
Quisiera saber cuáles son los próximos desafíos que se han identificado en relación con este proceso.
En este proceso, el desafío se presenta cuando termina un gobierno y además en la urgencia de fiscalizar en este caso la aplicación del protocolo que firmamos en diciembre, que se cumplan los compromisos que se han ido escribiendo sobre tener un permiso, al menos provisorio para la organización, para poder utilizar el sitio y poder activarlo como un lugar de memoria. Por otro lado, el desafío está en lograr mantener las gestiones y así contar con una administración oficial del lugar y no tener que depender de permisos previos, además de poder optar a un financiamiento para montar las áreas de trabajo que tenemos como organización. Así que, por ahora, nuestros principales desafíos son lograr mantener estas gestiones y que el protocolo se cumpla.
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